miércoles, 11 de agosto de 2010

No es la enfermedad lo que mata, si no la INDIFERENCIA

“Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio.”
-Paulo Cohelo-

Durante muchos años el Sida y el VIH han sido motivo de discriminación en todo el mundo, un virus que se expande y llega a todas las personas sin importar nivel socioeconómico, cultura, nacionalidad o religión. Se estima que existen alrededor de 40 millones de personas en el mundo con VIH, de los cuales 5 millones, incluyendo a 700,000 niños, se infectaron en el 2002. La región más afectada por el VIH/SIDA es la de África subsahariana, aunque el resto del mundo también ha sido afectado con gran fuerza por esta epidemia.

En Guatemala, la cifra de infectados ha crecido con los años, esta llega a los 65,000 casos, pero son las mujeres y niñas campesinas quienes ocupan el mayor porcentaje de población con riesgo de contagio y que están infectadas.

Es muy triste realmente que la población más pobre de nuestro país sea el que más sufre con este virus, gente que no logra ser escuchada y que durante muchos años han peleado para que alguien vele por su salud, sectores en los que la discriminación no tiene límites y se vive una exclusión diaria. Muchas personas diariamente tratan de superarse para lograr ayudar a su propia comunidad, y evitar el rechazo de empresas y de la sociedad misma, como lo es el caso de Victoria Morales, quién abre una ventana a la esperanza, pues ha pasado de campesina a enfermera, y lo ha logrado en los tiempos más difíciles para Guatemala, años en los que se ha expandido más rápido este virus. A diferencia del resto de sus vecinas en Tecpán, ella ha preferido optar por crecer en sus estudios, no quedándose solo con el bachillerato que saco a los doce años en una escuela de la aldea si no tomando la decisión de crecer profesionalmente, esta decisión le llevó a caminar a diario más de 15 kilómetros hasta el centro público más próximo a su aldea y a vivir durante un plazo largo en la capital. Un esfuerzo que no todas las familias pueden soportar, pero que en el caso de Victoria valió la pena. Ahora es una de las primeras capacitadas en Enfermería a miles de kilómetros alrededor de su aldea, por no decir la única. Y la ayuda más importante para todos los habitantes infectados de su comunidad, es una medicina y una luz de esperanza para ellos.

Así como Victoria, hay pocos, a todos los guatemaltecos nos hace falta el sentido de solidaridad y el querer superarnos no para fines lucrativos sino para ayudar a nuestro país a mejorar su salud, el sida es un problema y es una realidad para nosotros, este afecta a todas las personas no solo físicamente, sino psicológicamente y sentimentalmente, pues en muchas ocasiones el daño es mucho más fuerte, como he mencionado antes la discriminación es el peor malestar de estas personas, el ser apartadas y tratadas con indiferencia es lo que realmente las mata. Tenemos el problema delante de nosotros y no lo queremos ver, tenemos los recursos para poder informarle a las personas, aconsejarles y hacerles ver que esta es una epidemia seria que nos acecha diariamente, en un silencio profundo.

Pero también durante el pasar de los años muchos hemos abierto los ojos a un mundo en busca del cambio y del bien común, con una conciencia ante nuestros problemas haciéndolos nuestros y viviendo para cambiar esta situación, en Guatemala se han visto proyectos donde el tratamiento del Sida es Gratis, instituciones no gubernamentales que trabajan para estas personas y les ofrecen ayuda y resguardo, instituciones como Gente Positiva, Gente Nueva, Médicos Sin Fronteras y El Fondo Mundial de Lucha Contra el Sida quienes poco a poco y con un granito de ayuda y esperanza esperan mejorar la situación de nuestro país, y mover a cada uno de los chapines a ayudar a estas personas olvidadas y marginadas.

¿Estás dispuesto tú a dar la pieza que tanto necesitan estas personas que carecen de amor y apoyo?

Como Chapines podemos lograr construir el rompecabezas de la esperanza y de la solidaridad, para ser una luz que deslumbre en un mundo de oscuridad.